viernes, 25 de noviembre de 2011

La Modernidad como crisis de sentido.

La Modernidad como crisis de sentido.
El sentido o quizá mejor la búsqueda del sentido de la existencia es una de las expresiones más evidentes de la presencia inquietante de la finitud. Y es inquietante por que se tiene la sensación de que si bies es necesaria una clase u otra de sentido para orientarse en el mundo ahora vivimos más que nunca en una crisis de sentido vivimos en un universo donde el sentido se escapa.
El mundo la sociedad la vida y la identidad personal son cada vez más problematizados. Pueden ser objeto de múltiples interpretaciones y cada interpretación define sus propias perspectivas de acción posibles. Ninguna interpretación ninguna gama de posibles acciones puede ser ya aceptada como única verdadera e incuestionable adecuada.
Ahora bien desde el punto de vista de Joan Melich el sentido viene dado sin duda tanto por la interpretación de mundo que nos rodea como por las relaciones que establecemos con los otros. Y si las interpretaciones y las relaciones son inestables el sentido también lo es. La mayor parte de la gente se siente insegura y perdida en un mundo confuso lleno de posibilidades de interpretación algunas de las cuales como manifiestan Berger y Luckmann están vinculadas a modos de vida alternativos. Esta inseguridad provoca además la igualmente inquietante aparición de elementos destinados a paliar la inseguridad producida por el pluralismo. La sociedad moderna ha inventado nuevas instituciones para la producción y trasmisión de sentido: psicoterapia de distinto tipo, orientadores sexuales, y orientadores vocacionales, cursos y seminarios especiales para la educación de adultos. Otra alternativa podría ser también la literatura.
Debería añadirse que el mismo sistema tecno económico se ha encargado de compensar este déficit de sentido, convirtiéndose así en una nueva divinidad.
La modernidad es un proceso que poco a poco instaura como mínimo tres condiciones. En primer lugar
·        Niega la posibilidad de establecer relaciones no económicas o lo que es lo mismo, gratuitas. La modernidad expulsa al otro ve al otro como enemigo y se convierte en una cultura narcisista.
·        En segundo lugar nos hallamos en el fin de la interpretación y por lo tanto de la provisionalidad de los deberes de los valores de las ideas y de las creencias junto a la aparición de fundamentalismos y sectarismos.
·        Finalmente instaura un mono lingüístico producto de la crisis de la palabra humana en tanto que palabra plural. Este monolingüismo no monomitismo de las sociedades modernas es resultado de la imposición del lenguaje del concepto que no proviene probablemente de los científicos sino de la necesidad de los hombres y de las mujeres de asegurarse el sentido en el mundo donde no hay puntos de referencia estables.

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